Nicaragua está
mostrando la capacidad de generación que tiene el odio entre distintos bandos (izquierda-derecha). Un conflicto aparentemente “menor”, ha sido el disparador y ha encendido
el volcán interior que habita en los humanos.
Días antes, la
Tierra en modo anticipación, ardía por un incendio provocado en la Reserva
Biológica Indio Maíz, quedando arrasadas 5484 hectáreas de bosque.
Nicaragua está
situada en el anillo de fuego de la Tierra, tierra de volcanes, algunos de
ellos todavía activos. Nicaragua está dentro de ese lugar escogido por nuestro
planeta para liberar calor, presiones y tensiones.
Un pueblo inocente que se siente
culpable.
Rosario Murillo
vicepresidenta del gobierno, aseguró que Nicaragua camina en bendición porque
ha sido testigo de milagros como el de la paz y la reconciliación. Y dijo “Quienes
se atreven a manosear esas bendiciones se
exponen al castigo divino, no de los seres humanos, al castigo divino se
exponen quienes manosean las bendiciones que Dios derrama sobre nuestra
Nicaragua”.
En ese dios
derrama bendiciones, para otros será, la dignidad humana, o la justicia social,
o el orden mundial, hay una gran carga y una generación de culpa, que nos es
transferida de manera propietaria a propósito. No somos capaces de ver la Finalidad
que tiene esa culpa transferida, una finalidad que busca un estado de inocencia
y de expansión, de diversidad y de complejidad, que busca una conexión entre lo
que vemos y lo que no vemos (consciente – inconsciente).
El odio esta
muy cerca de nosotros, y se dispara en muchas de nuestras ciudades y países. No
hay que esconderlo, o perseguirlo, castigarlo o premiarlo. Verlo con frialdad, incluirlo
en nosotros, darnos cuenta del mensaje que trae, y así poder torsionarlo en
nuevas versiones todavía por conocer. No todo está visto, la mayor parte de las
cosas que nos han de suceder todavía no han sido inventadas.
Nicaragua es
inocente, no es un asunto de buenos y malos, de izquierdas y derechas. El volcán
en acción busca hacer consciente nuevos vínculos para con los otros, busca
encender nuestra particularidad en relación con todo y con nada.