La idealización y perfección subyacen en la
configuración de mis vínculos, sin ser consciente, del alcance que tiene, asumir la imperfección como base de la
verdadera naturaleza de nuestra existencia.
Construyo imágenes, idealizo “mi” manera de
vivir, creo certidumbres – valores - moral, persigo aquello que anhelo, incluso
busco el mejor futuro posible, y esto me lleva irremediablemente a encontrarme
con constantes y múltiples situaciones particulares y globales, de gran
complejidad y caos: desequilibrio, inestabilidad...
Lo que llamo real, aquello que he
idealizado, lo que busco sin cesar, lo que creo que me da la identidad, “mi yo
soy”, es en realidad una construcción repleta de fantasía a la que me aferro.
Mientras, lo que pensaba abstracto por no
poder verlo, lo que rechazaba, lo que está en el negativo de lo que sucede, lo
que se manifiesta como anomalía y singularidad (particular-global), lo que me
molesta y me incomoda, todo lo que me genera desorden, es una conexión con toda
la diversidad del mundo real.
El orden abandona la supremacía y de dominio que había mantenido (mitología-ciencia clásica), y ahora busca el dialogo con el caos, empiezan a
reconocerse y a incluirse, se escuchan en su desafío. Algo diferente se percibe, un sistema abierto,
complejo y dinámico donde nada “está determinado”, nuevas preguntas, nuevas
relaciones, nuevos vínculos.
Atractor extraño: Diagrama de soluciones de un sistema dinámico caótico.
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