Notas - capítulo I Libro Metagenealogía “en la
confluencia del arte, la psicología y la metafísica”, de Alejandro Jodorowsky y
Marianne Costa.
Para
que sane, es necesario que el consultante sea lo que en verdad es y se
libere de la identidad adquirida: lo
que los otros han querido que sea.
Toda
enfermedad proviene de una orden que hemos recibido en la
infancia obligándonos a realizar lo que no queremos y una prohibición que nos obliga
a no ser lo que en realidad somos.
Para sanar a un consultante, o sea ayudarlo a
convertirse en lo que en verdad es, se le ha de hacer consciente de que no es
un individuo aislado, sino el fruto de al menos cuatro generaciones de
ancestros.
Es imposible conocernos a nosotros mismos si
no conocemos el legado material y espiritual de nuestro árbol genealógico.
Completamente
entregado a estos esfuerzos comencé a comprender que, para sanarme a mi mismo y
a los otros, que la hipótesis más útil era la de considerar a cada ser humano
como alguien capaz de desarrollar una Conciencia sin limites.
Mezclando temores, rencores, frustraciones,
ilusiones. Ya en el vientre de la madre
el feto recibe la orden de imitar el modelo legado por sus ascendientes. La
familia no acepta la creación pura y simple, venida de ≪nada≫
sin modelo exterior.
Todo
individuo es el producto de dos fuerzas:
Ø
La
fuerza imitadora –dirigida por el grupo familiar, actuando desde el pasado –
Ø
La
fuerza creadora –manejada
por la Conciencia universal desde el futuro –.
Cuando los padres limitan a sus hijos
obligándolos a someterse a sus planes, a sus consignas (≪
serás esto o aquello ≫,
≪ te parecerás
a Tal ≫, ≪ nos obedecerás
y propagaras nuestras ideas y creencias ≫),
desobedecen los proyectos evolutivos del futuro, sumiendo a la familia en toda
clase de enfermedades físicas y mentales.
La
Conciencia, desde los primeros instantes de su individuación en el feto, padece
este conflicto entre crear o imitar.
Los
sufrimientos de los antepasados (heridas narcisistas, humillaciones,
sentimientos de vergüenza o culpabilidad) adquieren
una razón de ser. Cuando la familia reacciona, también reacciona la
sociedad en la cual ella se desarrolla. Los árboles pertenecen a un bosque.
Cada uno de ellos tiene dos principales
deberes:
Ø
Cumplir sus necesidades biológicas
(procreación de niños, cuidados que necesitan, etc.)
Ø
Integrarse en el grupo social, obedeciendo a
sus leyes.
Si cada familia rehuyera el contacto con las
otras entregándose a sus tendencias separatistas, la sociedad no podría
existir. Es por esto que el árbol
genealógico se desarrolla prisionero
en una red de vetos y obligaciones, entre las cuales, por ejemplo, esta el
tabú del incesto, que impulsa al clan a mezclarse con el resto de la humanidad
en lugar de encerrarse en si mismo.
Sin embargo estos vetos y obligaciones pueden
en ciertos casos no corresponder a la naturaleza esencial del ser. Cada cultura impone, basada en sus mitos
fundadores y creencias religiosas, diferentes modos de conducta. De una
sociedad o cultura a otra puede cambiar la institución familiar, pues no solo
existe la monogamia: en algunas se permite al varón tener diferentes esposas,
en otras se admite que las mujeres vivan simultáneamente con varios hombres,
otras obligan al hermano del que murió sin hijos a casarse con la viuda, otras
exigen que la hermana joven de la esposa fallecida la reemplace en el lecho del
viudo. Nacemos en una cultura determinada, en una época dada, en un país
particular. No seriamos los mismos si habláramos otro idioma, si hubiéramos
nacido en otra civilización o en otra época histórica...
Estas
limitaciones, que dependen de la memoria, nos incitan a repetir esquemas,
nos imprimen un ser cultural. Al mismo tiempo las posibilidades del futuro, que
trabajan por conducir al hombre a su mutación, transformando el sufrimiento
inicial en energía consciente, desarrollan al ser esencial.
El ser cultural,
formado por quienes lo han educado,
debe aceptar las proyecciones que sobre el han hecho sus familiares impulsados por el deseo de ser imitados, teniendo que ejercer tal o cual profesión,
pertenecer a tal o cual religión o
idea política, luchar contra tal o cual predicción negativa: ≪
Si haces aquello, te destruirás; Si te entregas a tal actividad, terminaras
como un pordiosero; Si tienes relaciones sexuales antes del matrimonio, te
convertirás en una puta ≫.
Como el cerebro tiende a cumplir las
predicciones, estas, transformadas por el Inconsciente en órdenes, actúan sobre la vida del individuo como
maldiciones que exigen ser realizadas.
En cambio, el ser
esencial, programado por el Supraconsciente, despliega en la mente aspiraciones sublimes (casi siempre reducidas a simples ilusiones
por la memoria del clan), utopías
(casi siempre vividas con angustia) o deseos
de mejorar el mundo (casi siempre vividos con desesperanza).
En todo momento, el ser cultural y el ser
esencial se entremezclan, a veces batallando, otras uniendo sus fuerzas. Bisabuelos, abuelos y padres se funden en
nosotros tanto para lo mejor como para lo peor. Las fuerzas de repetición y de creación en su dinámica sin fin nos
impulsan a la vez hacia la
repetición de lo mismo y a acceder a lo que somos auténticamente.
Los individuos, al mismo tiempo, pueden tener
de sus bisabuelos, abuelos y padres una visión positiva y otra negativa,
convirtiéndose de este modo cada familiar en una entidad doble: una luminosa y
otra oscura. Dos campos de energía
que a pesar de oponerse son complementarios.
En el tiempo presente, el espíritu que se
materializa colinda con la materia que se espiritualiza, el supraconsciente con
el inconsciente, el intento de realizar
el futuro con el intento de repetir el pasado, el ser esencial con el ser
socio-cultural, el deseo de crear con el deseo de imitar. Al estudio del árbol
genealógico bajo sus aspectos simultáneos y complementarios, tesoro y trampa.
El
papel que desempeñan los obstáculos
El pasado quiere dar un sentido al futuro,
pero es en realidad el futuro el que da un sentido al pasado, otorgándole un
significado nuevo. Este es el sentido de
nuestro trabajo.
Desde el momento que alguien intenta
incorporar una información nueva, la resistencia de éste se va a manifestar
bajo la forma de obstáculo. El ser humano avanza triunfando sobre sucesivos
obstáculos. El monje zen logra alcanzar la iluminación como recompensa a
titánicos esfuerzos; el santo encuentra la paz en su corazón rehusando a toda
clase de discriminación; el héroe se realiza triunfando sobre su miedo a morir;
el campeón triunfa sometiéndose a una férrea disciplina.
Ante
estos obstáculos tenemos dos posibilidades de actuación:
Ø Reaccionar
adoptando una actitud ya existente, receta más o menos eficaz aplicada en el
pasado, y ello en el caso de que mantengamos la fidelidad nos comportaremos de
una manera heredada.
Ø Siendo
capaces de remitirnos a la Conciencia, a la creatividad, a todo aquello que hay
en nosotros y que es más o menos innovador. En cuyo caso actuaremos como un
mutante que aporta a su árbol genealógico una información nueva.
Árbol
genealógico, posesión y deshechizamiento.
Escenificar en la vida cotidiana un acto
curativo, semejante a un sueño para liberarse de un bloqueo inconsciente. Opté
por enseñar al intelecto el lenguaje del inconsciente, compuesto en su mayor
parte de imágenes y acciones que desafían a la lógica. La palabra revela un
problema pero no lo cura. Las únicas palabras sanadoras que entiende el
inconsciente son los rezos, los encantos, y los actos metafóricos.
Técnicas terapéuticas: El masaje iniciático,
el psicorritual, la psicomagia, el psicochamanismo.
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